Cuando nos dicen: "Te lo pasarás bien", evidentemente es un vaticinio optimista, con intenciones benévolas -o no tan benévolas-, que puede o no suceder.
En momentos de
desesperación hacemos cosas que, en momentos normales, consideraríamos como
totalmente increíble el que nosotros las pudiéramos llevar a cabo... o, ni
siquiera, el pensar en ello.
Normalmente
pulsando el botón del ratón informático, no tiembla la mano. Pero cuando vamos a
pulsar y ello va a dar un cambio radical a nuestra vida... el dedo... se lo
piensa... y hasta tiembla.