El ritmo de avance en cada asunto, debe ser el adecuado al asunto en sí; en conjunción con las circunstancias.
En unos asuntos, se debe ir pasito a pasito.
En otros asuntos, a grandes saltos.
En otros, simplemente, esperar.
En otros... según lo conveniente en cada momento.
En otros... habrá que ir probando y experimentando.
En otros, no lo decidirá uno: se hará lo que dicte la norma o el responsable del mismo.
También, con frecuencia, independiente del asunto, la actuación se amolda a la personalidad de cada uno.
POR TANTO, EL RITMO DE AVANCE, ES TAMIZADO POR EL ASUNTO EN SÍ, POR LAS CIRCUNSTANCIAS, POR LAS NORMAS IMPLICADAS Y POR LA PERSONALIDAD DE LOS INTERVINIENTES.